martes, 15 de noviembre de 2016

DANZAS

Danza de los Negritos


En la danza de los negritos se conocen 3 variantes: 2 de ellas en la zona serrana del totonacapan los negros "amarillos" (smukuku negros) y los negros altos o "emplumados" (xatalhman); la otra es la de los negritos de la costa (lakapunkswa negros) o negro agachado.

La vestimenta de los negritos consiste en prendas de pana de color negro, con flores bordadas con chaquiras y lentejuela en llamativos colores; pantalón con flecos dorados en la parte inferior. Sobre la camisa blanca de uso diario arremangada hasta el codo se colocan medios circulos sobre el pecho y la espalda, y dos mandiles en forma de medios circulos también, uno adelante y otro atrás, en los que cuelgan flecos dorados. Además llevan un sombrero forrado de pana color negro y en la parte de atrás con papel de china negro encrespado simulando el pelo de esta raza: El frente del sombrero va levantado y adornado con tres o seis espejitos redondos y en el filo de arriba unas plumas blancas. 

Danza de los Hua-huas

Se dice, aunque es poco probable, que esta danza es de origen antillano, es factible que haya llegado a las costas de la huasteca, de ahí se propagó al totonacapan, penetró en la sierra poblana, subió al altiplano y se extendió hasta centroamérica.
El traje de los huahuas es similar al de los voladores, y esta es otra razón para considerarlas como dos segmentos del mismo rito propiciatorio dedicado al sol, es decír, a las deidades que rigen los fenómenos naturales asociados a la fertilidad de la tierra, a la cosecha de alimentos, a las formas elementales de subsistencia del hombre.
El pantalón de terciopelo rojo lleva adornos horizontales a la altura de la pantorrilla confeccionados en tira bordada, espiguilla metálica dorada o plateada, y en la orilla lleva galón amarillo; se usa encima el pantalón blanco de uso diario, lo cual es visible.


Danza de los Voladores de Papantla

La región del totonacapan, que en su momento de mayor esplendor se ubicó entre los rios cazones y papaloapan (o de las mariposas), no podría entenderse sin mencionar cuatro de sus perfiles que le dan fisonomía: la pirámide del Tajín, la cerámica conocida como "caritas sonrientes", la aromática vainilla, y la danza de los voladores.

Durante la danza se observa que las reverencias del músico-danzante sobre el tecomate, ya sentado en la primera ronda o ya parado en la segunda, se orientan hacia los 4 puntos cardinales, empezando por el oriente, por donde amanece el mundo y la luz, girando siempre a la izquierda; el vuelo de descenso de los 4 voladores describe 13 círculos correspondientes a igual número de años que multiplicados por 4 periodos representados por los voladores nos dan 52, número que componía un siglo prehispánico, al final del cual se apagaban todas las hogueras, se oscurecía la tierra y en imponente ceremonia llena de temor y misticísmo, el sacerdote, en el templo principal rompía la noche cuando encendía el fuego nuevo, asi sabían que los dioses les habían permitido morar sobre la tierra otro siglo. 

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