Danza de los Negritos
En
la danza de los negritos se conocen 3 variantes: 2 de ellas en la zona
serrana del totonacapan los negros "amarillos" (smukuku negros) y los
negros altos o "emplumados" (xatalhman); la otra es la de los negritos
de la costa (lakapunkswa negros) o negro agachado.
La
vestimenta de los negritos consiste en prendas de pana de color negro,
con flores bordadas con chaquiras y lentejuela en llamativos colores;
pantalón con flecos dorados en la parte inferior. Sobre la camisa blanca
de uso diario arremangada hasta el codo se colocan medios circulos
sobre el pecho y la espalda, y dos mandiles en forma de medios circulos
también, uno adelante y otro atrás, en los que cuelgan flecos dorados.
Además llevan un sombrero forrado de pana color negro y en la parte de
atrás con papel de china negro encrespado simulando el pelo de esta
raza: El frente del sombrero va levantado y adornado con tres o seis
espejitos redondos y en el filo de arriba unas plumas blancas.
Danza de los Hua-huas
Se
dice, aunque es poco probable, que esta danza es de origen antillano,
es factible que haya llegado a las costas de la huasteca, de ahí se
propagó al totonacapan, penetró en la sierra poblana, subió al altiplano
y se extendió hasta centroamérica.
El traje de los huahuas es similar al de los voladores, y esta es otra
razón para considerarlas como dos segmentos del mismo rito propiciatorio
dedicado al sol, es decír, a las deidades que rigen los fenómenos
naturales asociados a la fertilidad de la tierra, a la cosecha de
alimentos, a las formas elementales de subsistencia del hombre.
El pantalón de terciopelo rojo lleva adornos horizontales a la altura de
la pantorrilla confeccionados en tira bordada, espiguilla metálica
dorada o plateada, y en la orilla lleva galón amarillo; se usa encima el
pantalón blanco de uso diario, lo cual es visible.
Danza de los Voladores de Papantla
La
región del totonacapan, que en su momento de mayor esplendor se ubicó
entre los rios cazones y papaloapan (o de las mariposas), no podría
entenderse sin mencionar cuatro de sus perfiles que le dan fisonomía: la
pirámide del Tajín, la cerámica conocida como "caritas sonrientes", la
aromática vainilla, y la danza de los voladores.
Durante
la danza se observa que las reverencias del músico-danzante sobre el
tecomate, ya sentado en la primera ronda o ya parado en la segunda, se
orientan hacia los 4 puntos cardinales, empezando por el oriente, por
donde amanece el mundo y la luz, girando siempre a la izquierda; el
vuelo de descenso de los 4 voladores describe 13 círculos
correspondientes a igual número de años que multiplicados por 4 periodos
representados por los voladores nos dan 52, número que componía un
siglo prehispánico, al final del cual se apagaban todas las hogueras, se
oscurecía la tierra y en imponente ceremonia llena de temor y
misticísmo, el sacerdote, en el templo principal rompía la noche cuando
encendía el fuego nuevo, asi sabían que los dioses les habían permitido
morar sobre la tierra otro siglo.
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